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La influencia del wolframio en la literatura gallega

La ecocrítica nace a finales del siglo XX y se alimenta de la ecología. Esta disciplina tiene una dimensión subversiva al afirmar que todo está relacionado. No obstante la ecología no debe ser confundida con el medioambiente, ni con el medioambientalismo. El medio ambientalismo es activismo, con el objetivo explícito de proteger el medio ambiente natural. La ecología es una ciencia, el estudio científico de las relaciones entre los organismos y su entorno. La ecocrítica, por su parte, relaciona todos estos elementos: medioambiente, medioambientalismo y ecología. Cheryl Glotfelty sitúa los inicios de la ecocrítica en la década de 1990. Las fechas que suponen un hito en esta rama son los años 1991 y 1992 cuando se celebran las sesiones sobre literatura medioambiental de la MLA organizada por Harold Fromm y el simposio de la American Literature Association a manos de Glen Love respectivamente. El año de 1992 supone el paso definitivo ya que se crea la ASLE (Association for the Study of Literature ad Environment) (Glotfelty 2010).

Glotfelty define la ecocrítica en los siguientes términos: es el estudio de la relación entre la literatura y el ambiente físico tomando en consideración una aproximación centrada en el planeta aproximada a los estudios literarios. Las características de esta definición son sencillez, no menciona el activismo implícito y aporta una dimensión importante: se centra en el planeta. Hasta este momento los estudios literarios habían compartido un lazo de unión: que eran antropocéntricos. La ecocrítica postula que se debe desplazar del centro la figura del ser humano y ubicar ahí el planeta, porque de su perdurabilidad depende la supervivencia del ser humano y del resto de especies. Surge así la voluntad de vincular el mundo literario al físico. De este modo se puede ver cómo ya no es la literatura la que condiciona nuestra visión sobre la naturaleza, sino que es la naturaleza la que determina los modos de producción literaria. Un caso singular es el estudio de la relación de la literatura con la producción de energía de la que depende la economía mundial.

A mediados del siglo XX el uso del petróleo superó el uso del carbón. Cuando una fuente de energía desaparece, tiene lugar un período de crisis y la sustitución de la fuente de energía en cuestión por otra. Al concebir la literatura a través de la perspectiva energética estaríamos preguntándonos sobre el papel de los modos de producción como una fuerza cultural. Podríamos preguntarnos sobre la visibilidad o invisibilidad como elemento que puede mudar nuestra lectura. Si bien en Occidente el carbón y el petróleo representan las energías fundamentales de la modernización, las particularidades de cada uno son distintas. En el XIX el carbón suscitó una fascinación por la relación entre la industrialización como modernización y la fuerza humana. El petróleo es un líquido que emerge con un esfuerzo técnico, no humano, y una vez que es transformado reemplaza la fuerza de trabajo animal y humano. Por ejemplo, en la actualidad el petróleo representa el equivalente a un cuarto de energía solar. En términos de representación literaria el petróleo viene a simbolizar la idea de progreso imparable y el mundo de la riqueza como se sintetiza mediante el concepto de «petroadictos». El máximo exponente de esta «petroficción» es Abdul Rahman Munif con su pentalogía de novelas ligadas al mundo del petróleo.

Aquí se pretende discutir no una fuente de energía, sino la explotación material de un elemento natural: el wolframio, también conocido como volframio, oro negro, wólfram, tungsteno o «axio mouro». Este mineral escaso en la corteza terrestre tiene un gran uso en la tecnología militar. Tiene el punto de fusión más elevado de todos los metales y el punto de ebullición más alto de todos los elementos conocidos. Su manipulación permite construir armamentos con una capacidad de perforación mayor en el caso de las balas o, por el contrario, para revestir la coraza de los carros blindados. Por lo tanto nos encontramos con un componente idóneo para las contiendas bélicas. Alemania, debido a los conflictos que la habían enfrentado con Rusia y China, se vio privada de la producción de la wolframita por parte de Oriente. Hitler centro su visión en el resto de Europa debido a que Alemania carecía de las suficientes explotaciones del wolframio. Así que procuró buscar nuevas fuentes de abastecimiento.

El mayor porcentaje de wolframio de Europa se extraía de la Península Ibérica, en concreto de Portugal, pero debido a la colaboración de Portugal con los aliados, Hitler buscó el apoyo de Franco para obtener la concesión de las minas de este oro negro de las explotaciones gallegas. Es en este momento cuando hacia 1939, habiendo colaborado las tropas alemanas con el golpe de estado de Franco, se pacta la concesión de enviar este mineral a Berlín. Todos estos movimientos generaron una batalla económica para asegurarse el abastecimiento del mineral codiciado. Dos años más tarde Estados Unidos entraría en esta competición, lo que favoreció al bando de los aliados. España se convirtió en el centro neurálgico de esta contienda, por lo que se creó el COMEIM (Consejo Ordenador de Minerales Especiales de Interés Militar) con la idea de acabar con las irregularidades que sucedían. Es obvio que el wolframio se convirtió en la piedra angular de la economía española.

En 1941 se sitúa el punto de inflexión que dio lugar a una época convulsa que permeó toda la clase baja de la sociedad gallega. Fue en este año cuando se descubrió uno de los primeros yacimientos del famoso mineral en Varilongo. Se dio así inicio a lo que supuso una transformación total de la economía gallega de la época porque muchos vieron la facilidad con la que podían ganar dinero en la extracción del tungsteno y dejaron sus trabajos. Durante estos primeros años (1941-1945) se generó una movilización ingente de población de toda Galicia que llegaba a la mina de Varilongo.

Es importante destacar el papel de la Compañía Minera Celta S.A., que tenía la concesión de la mina. Su dueño Ildefonso Fierro era un hombre cercano a Franco. Esta empresa llevó a cabo en estos años la creación de pistas para la libre circulación de camiones con el material. El precio del wolframio era elevado; de ahí la movilización de las gentes para buscar trabajo en las minas. No obstante no toda la gente actuaba de forma legal, ya que muchos, iban a «roubeta/roubecha», como se decía en la época. Se trata de contrabando. Muchas personas actuaban por su cuenta e iban por el monte en busca del «oro negro». No sólo hombres, ya que, como se mencionó, estos años sacudieron a la sociedad gallega desde sus cimientos, de forma que tanto las mujeres como los niños colaboraban en la extracción. El estraperlo llegó a tal límite que en muchos casos las zonas ricas de wólfram estaban vigiladas por carabineros y miembros de la Guardia Civil.

La monografía de Carmen Blanco Ramos titulada O volframio en Varilongo. Santa Comba de Xallas (1941-1963) aporta muchos testimonios de la época que confirman estas aseveraciones. En el año 1947 la fiebre por el volframio ya había cesado. El precio volvió a subir en la década de los cincuenta motivado por la Guerra de Corea. Finalmente es en 1953 cuando con el fin de esta guerra el precio vuelve a experimentar otra caída. A partir de 1960 los precios ya no son rentables por lo que en 1963 se cierra la mina.

Volviendo a la dimensión literaria, en relación con el movimiento poblacional hacia las minas y a as largas horas de trabajo a las que se veían forzados tanto hombres como mujeres, surgen en estos años cantos o canciones de trabajo, mencionadas como cantareas en la obra anterior citada. Estos cánticos se pueden catalogar en grupos temáticos: amor, trabajo, de lugar y de burla. Todos los cantos proceden de testimonios de mujeres que se involucraron en las minas. Normalmente su trabajo no consistía en la extracción sino en su lavado. En cuanto a la temática todos los cánticos expresan las relaciones que se establecían en las minas, relaciones que podían ser fugaces o duraderas. Los cantos de trabajo narran el día a día en la mina; muchos reflejan las actividades y los elementos materiales para el trabajo. Muchos gallegos encontraron en las minas la solución a sus problemas económicos. Por otro lado los cantos de lugares versaban sobre los pueblos cercanos a Varilongo. Finalmente los cantos de burla tenían como motivo central ironizar sobre la figura de los carabineros que rondaban el terreno.

Vinculado al mundo narrativo, el volframio en la literatura se relaciona con el dinero fácil, el contrabando y, a menudo, con el mundo criminal. Se pueden diferenciar dos grupos de obras a este respecto. Por un lado aquellas cuyos autores fueron testigos directos de los acontecimientos; por otro, los libros que reviven estos temas de la memoria colectiva.

En el primer grupo nos encontramos con las obras de ¡Wolfram, Wolfram! de Carlos Caba, en la que el autor habla sobre un modo de revolución para una economía minifundista y pobre. Dentro de la obra tiene un papel importante el contrabando y la violencia. La Balada del Wolfram de José Fariña Jamardo fue publicada muchos años después de su composición. En ella se vuelve a tratar el tema del contrabando y estraperlo. En este caso también se jugaba con la confianza, en la mina nadie se debía fiar de nadie; Incluso se relatan conflictos de padres e hijos. Era tempo de apandar de Ramón Valenzuela es posiblemente la más autobiográfica de las citadas. A través del protagonista se nos presenta un mundo hostil y dividido, «nunha época de miseria e fame negra» (Blanco 2016, 111). Estas obras representan un testimonio directo de una época conflictiva que conforma la memoria histórica gallega.

En el segundo grupo de obras se cuenta con El año del Wolfram de Raúl Guerra Garrido; es una de las pocas obras donde se trata el volframio con una perspectiva más científica (se habla sobre su etimología, su composición científica, etc). Además destaca la simbología sexual femenina que recubre la mina. Cabalos de Ouro de Víctor Freixanes nos enseña la parte más oscura del hombre, que se mueve solo por sus intereses. Trata el tema de los presos políticos, que eran forzados a trabajar en las minas para la compañía.

La explotación de las minas de volframio, en concreto la de Varilongo, suscitó un período convulso en la mitad del siglo XX, cuando Galicia se convirtió en unos de los ejes de producción de un material esencial para la guerra. Todo esto marcó a una población que se vio teñida de ese mineral negro. Gracias a esto muchos autores recuperan lo acontecido y lo tratan en sus obras trayéndolo de nuevo a la memoria histórica.

Obras citadas

  • Blanco Ramos, Carmen. 2016. O volframio en Varilongo. Santa Comba de Xallas (1941-1963). Vigo: Xerais

  • Caba Landa, Carlos. 1947. ¡Wolfram, wólfram! (La diplomacia en bocamina). Buenos Aires: Morata.

  • Fariña Jamardo, José. 1977. La Balada del volfram. Madrid: Editorial Magisterio Español

  • Férnández Freixanes, Victor. 2010. Cabalo de ouros. Vigo: Galaxia.

  • Glotfelty, Cheryll. 2010. «Los estudios literarios en la era de la crisis medioambiental». Trad. Diana Villanueva Romero. En Ecocríticas. Literatura y medio ambiente. Eds. Carmen Flys Junquera, José Manuel Marrero Henríquez y Julia Barella Vigal. Madrid: Iberoamericana. 49-65.

  • Guerra Garrido, Raúl. 1984. El año del wólfram. Barcelona: Planeta.

  • Valenzuela Otero, Ramón. 1980. Era tempo de apandar. Madrid: Akal.

Referencia: Piñeiro García, Ernesto. 2017. «La influencia del wolframio en la literatura gallega». Caderno de bitácora EcoLab, 21 de marzo. Web <https://laboratoriodeecocr.wixsite.com/ecolabgal/single-post/2013/05/01/This-is-the-title-of-your-first-image-post>.

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